domingo, 11 de mayo de 2014


PALABRAS DEL POETA Y PERIODISTA GUILLERMO BALBONA SOBRE LA NOVELA 
Una puerta al sur. En realidad, lo que hace María Luisa es colarse, y con ella nosotros, por uno de esos resquicios que abrimos a la memoria que siempre supone sacarle una zancada a la muerte. El suyo es un libro de empeños escrito como si hubiese cerrado los ojos, apretando los puños, y hubiera agitado la Hanna y sus hermanas de Allen, la historia de nuestros mayores que son
nuestro primer patrimonio y las sensaciones personales.
Un perfume en este caso de coreografía del tiempo, diálogos y conversaciones rescatadas con voluntad de verdad y muchas deudas con los recuerdos y las historias incompletas. Desde Dostoievski a Simenon todos sabemos que cada familia guarda cadáveres en sus armarios y en Una puerta al Sur subyace un enigma latente, un pulso de sombras e historias e historia, las pequeñas y minúsculas que suelen ser las más importantes, y la mayúscula que nos impone fechas y crónicas con seriedad, sentencia y oficialidad y casi siempre con mentiras e invenciones en las que nunca se reconoce la ficción.
Se dice que esta es una obra optimista. No lo sé. En realidad como las buenas novelas de Kundera, que lo son todas, posee ese conflicto difuso e inasible, fronterizo, donde la tragedia es una broma, y viceversa. Que un falso, ambiguo o engañoso intento de suicidio sea el punto de partida que vertebra este trayecto de Marina y un coro de criaturas no deja de ser como aquel aforismo de Cioran: si no existiese la idea de suicido yo ya me habría matado.
Uno que ha visto crecer las crónicas críticas de María Luisa no le sorprende por ejemplo su estilo. Es una novela ágil, desprendida, de frases que marcan un ritmo sin pomposidad ni barroquismo. Es una escritura la suya veleta, de brújula que marca la brisa, la temperatura y la referencia. Que te sitúa y te evidencia ante la tierra. Quizás por eso no es optimista sino vital. No es tanto el lado bueno de las cosas como el deseo de subrayar que aún hay caminos, viajes, insinuaciones, intuiciones que marcan hojas de ruta para abrir y cerrar puertas a otros mundos, a otras geografías, a otros paisajes y al pasado que no deja de ser un futuro imperfecto.
Una puerta al sur es una novela de voces, en femenino plural casi siempre, de pulsos interiores que otorgan autoridad al derredor, al entorno. También es un relato azaroso y de redención, de secretos familiares e historias oficiales que se conjugan ambas en extrañas complicidades y conflictos.
El libro busca y enreda, es mapa y oído. A María Luisa le interesa alternar personajes que habitan y viajan cada uno con su equipaje de verdades y mentiras, con interrogantes y respuestas que casi siempre se obtienen a medias.
María Luisa alterna tiempos y recuerdos, sospechas, intrigas y obsesiones. Es una historia de pérdidas y silencios, de miedos desvelados, de deseo de cambiar de vida. La verdad probablemente siempre ilumina.
Y, entre preguntas, sospechas y encuentros y desencuentros, la novela va deshaciendo una madeja familiar de secretos y miedos, de territorios nunca pisados y otros soñados. Siempre hay una puerta al sur: la que no dejamos de traspasar para reinventarnos y la que nos espera para descubrirnos.
Es fácil decir que esta novela de María Luisa es una danza en torno al pasado, una coreografía de lugares. Un baile de palabras, diálogos y trayectos de ida y vuelta donde lo biográfico, la memoria y los recuerdos entrelazan una ficción que en este caso huele a narración reposada, madurada en el tiempo, a principio de otras historias escuchadas.
Pasos de ese baile en el que todos exploramos, indagamos, buscamos un mapa donde reconocer las señales, encontrar las sendas, descifrar las encrucijadas.







2 comentarios:

  1. Muy bonito escrito, recuerdo hoy y hace dos días, pensaba en ti, en alguna ocasión me escribiste para comunicarme de QUE manera debía de escribir los personajes para el libro, lo recuerdas?, Me podrías ayudar de nuevo, no encuentro ese correo. ... Me gusta mucho la redacción de este, gracias. ... Dios nos siga bendiciendo abundantemente. ... Recibe saludos . . .

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  2. Gracias por tus palabras, Rosaelia. Supongo que no hay una única fórmula para escribir. Lo importante es la constancia y creer en uno mismo y en la historia que se quiere contar. Para mí las hermanas Cuesta y el resto de personajes de Una Puerta al Sur llegaron a hacerse reales. Les tomé auténtico cariño. Ánimo con tu trabajo. Te envío un saludo muy cordial.

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